El exceso de turismo está haciendo la vida imposible a los lugareños. ¿Es usted culpable?

Aunque el exceso de turismo lleva al menos cuatro décadas existiendo, los vacacionastas siguen felizmente incoscientes de ello.

Ahí está la raíz del problema.

Ningún viajero emprende un viaje para arruinarle la vida a los residentes, aún así las repercusiones son demasiado importantes para que la ignorancia siga siendo una excusa.

Es tiempo de ponerse la mano en la conciencia y asumi responsabilidades.

Definición del exceso de turismo

Los investigadores Milano, Novelli, y Cheer definen el exceso de turismo como las cantidades excesivas de turistas que conducen a la sobrepoblación de áreas residenciales, lo que causa que los residentes sufran cambios permanentes en su estilo de vida.

Entre 2016 y 2019 Estados Unidos sólo fue responsable de un incremento del 9% del turismo en Europa. A pesar de las restricciones de viaje impuestas por los gobiernos y las leyes contra el comportamiento turístico irrespetuoso, la situación continúa siendo motivo de preocupación.

Las redes sociales tampoco han mejorado la situación. Según una encuesta del Schofields Insurance, el 40% de los turistas tiene previsto viajar a destinos en función de su “Instagrammabilidad”. Además, ya que las redes sociales funcionan como caja de resonancia, la gente empieza a desear visitar las mismas ciudades que aparecen en sus páginas de noticias, aunque nunca hayan estado en sus listas de deseos.

Los otros grandes culpables son las compañías aérea y de cruceros. Los viajeros tienen dos preocupaciones principales: tiempo y presupuesto, que el sector del transporte, en ambos casos, aprovecha como aspectos de venta ofreciendo paquetes atractivos.

¿A quién no le gustaría aprovechar una oferta especial donde se le promete el paraíso? Los pasajeros se suben a un avión o a un barco de crucero y los proveedores de servicios les llevan a su destino, pero, ¿quién paga los platos rotos en todo eso? Los lugareños.

Cómo el exceso de turismo afecta a la población local

El exceso de turismo alimenta la hostilidad de los habitantes que advierten la pérdida del espacio personal y de sus pertenencias, lo que provoca que se porten hacia los turistas de forma agresiva, con protestas, oposición o escondiéndose. El antiturismo y la turismofobia, que se han ido enconando a lo largo de los años, son hoy tan reales como cualquier estigma.

Muchos dirían que su rabía está justificada, ya que el exceso de turismo se repercute en casi todos los aspectos de la vida cotidiana de la población local.

1. Impacto físico y medioambiental

¿Cuán frustrado se sentiría si a diario tuviera que abrirse paso entre cientos de desconocidos en su calle? Desde los supermercados hasta el transporte público, el número de los turistas supera con creces el de los lugareños haciendo que los segundos se sientan desplazados en su propio hogar. La sobrepoblación no sólo limita el acceso de la gente a los servicios, sino que pone sobrecarga la infraestructura de una ciudad.

Además, el exceso de turismo perjudica el mismo encanto que la gente se reúne para ver, por aumentar los niveles de contaminación y deterioro de la tierra, y poniendo en peligro de extinción la flora y la fauna. En la bahía tailandesa de Maya, el impacto de 6.000 pares de pies pisando a diario una franja de 250 metros de largo ha sido desastroso, ya que más de la mitad del coral quedó destruido y la bahía se cerró de manera indefinida.

2. Impacto económico

Todas las veces que ha reservado un Airbnb en un lugar con exceso de turismo, sin darse cuenta ha sido una de las razones que han incrementado el precio del alquiler o de la tierra en esa localidad.

Las plataformas de alquiler a corto plazo han sido acusadas en repetidas en ocasiones de fomentar el fenómeno incitando una parte de la población a comprar casas y pisos para este tipo de negocio, mientras otros luchan para pagar su hipoteca.

A raíz de esto, el coste total de la vida crece en consecuencia, y la inestabilidad laboral se pone de manifiesto. La afluencia de todo en rachas esporádicas es sin duda el mayor problema del exceso de turismo, incluidas las oportunidades de empleo y los ingresos, lo que lo hace cíclico e insostenible. 

3. Impacto socio-cultural

Los vacacionistas tienen fama de no respetar lo que no es suyo. Los tesoros nacionales son profanados, los establecimientos se encuentran con extranjeros maleducados y bulliciosos, y los nativos soportan el desprecio o la indiferencia. La tradición se comercializa para satisfacer la demanda.

 Y no termina ahí: las divisiones sociales entre los conservadores y los modernos se ponen de manifiesto. La gente sufre problemas de identidad, debatiéndose entre conservar su cultura y adaptarse a las nuevas.

Haga la diferencia

La concienciación y la responsabilidad son cruciales para corregir este error. Empiece por:

1. Viajar en temporada baja

Si no puede evitar en absoluto ir a ciudades que sufren del exceso de turismo, hágalo cuando haya menos flujo turístico. El país será el mismo pese a los cambio metereológicos, y usted contribuirá a la economía local cuando ésta está pasando por un momento delicado, y además, si encuentra las ofertas correctas, sus finanzas se lo agradecerán.

2. Superar los límites

Aventúrese más allá del centro urbano y de los sitios más concurridos. Alejarse de las rutas habituales no sólo desvelará las joyas locales, sino que le ahorrará el agobio de estar entre las muchedumbres. Si cree que esto le hará perderse lugares emblemáticos, piénselo de nuevo. Y si teme que alejándose de las zonas turísticas le expondrá a un riesgo mayor de enfermarse o lesionarse, compre un seguro médico de viaje o un seguro de viaje así podrá explorar con tranquilidad.

3. Entender y respetar las directrices

Como un ciudadano del mundo sensible, lo mínimo que puede hacer es respetar los esfuerzos de las autoridades para reducir el exceso de turismo en su país. Consulte los horarios de las atracciones, las normas de entrada, la etiqueta en los lugares públicos y otras restricciones específicas mientras planifica su viaje, y cúmplalas una vez allí. Manténgase informado y asegúrese de que los que le rodean también lo estén.

4. Apoyar las pequeñas empresas

Claro que los restaurantes y centros comerciales mejor valorados pueden ser buenos, pero ¿no preferirías probar los lugares donde comen los lugareños o comprar con los vendedores que apoyan?

Pocas cosas en la vida son tan sabrosas como la comida callejera mexicana, tan exquisitas como el cristal de Murano o tan intrincadas como la artesanía balinesa. No caiga en la trampa de la comercialización y se las pierdas. 

5. Evitar el bullicio y explorar opciones

Tanto si se trata de hacer turismo como de buscarse a uno mismo, el viaje debe ser para uno mismo, no para conseguir unos “me gusta” en las redes sociales.

No hay límite para los destinos y las experiencias que son tan buenos, si no mejores, que los lugares imprescindibles de los que se habla. Cuando encuentre lugares prístinos, intente no publicar un sinfín de historias y actualizaciones. Haga lo posible por acabar con el círculo vicioso de las redes sociales y el exceso de turismo.

La próxima vez que viaje, pregúntese primero: “¿Estoy contribuyendo al exceso de turismo?”.

Si la respuesta es no, sabrá que está haciendo lo correcto.

Si es que sí, necesita un nuevo plan.

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